Visita primaveral a la exposición de Nikki de Saint Phalle (1930-2002) en el Guggenheim de Bilbao. Las obras de Saint Phalle son muy graciosas. Como ella, además, era muy guapa (recuerda un poco a Dominique Sanda) se le perdona incluso que se dedicara a hacer arte a tiros. Recomiendo, pues, a todo el que pueda que vaya a ver la exposición, y me pongo a hablar de lo que realmente me apetece.
El Guggenheim, como otros muchos museos, proporciona a sus visitantes una audio guía, un aparatito que les cuenta lo que están viendo en cada momento, algo que ante el arte moderno resulta muy recomendable. En la planta inmediatamente inferior a la de Saint Phalle se exponen unas obras de Georg Baselitz. Baselitz se hizo famoso en 1963 al exponer un cuadro titulado La gran noche al garete (Die große Nacht im Eimer) que mostraba lo que parecía ser un niño dotado de un pene hipertrofiado en el acto de masturbarse. El niño peinaba un flequillo similar al de Hitler, lo que añadía cierta confusión al asunto. Como era previsible la obra escandalizó a la gente e incluso fue prohibida, así que sin duda desde la perspectiva de su autor fue un gran éxito.
En 1969 Baselitz hizo el descubrimiento de su vida: la pintura del revés, en la que las imágenes de sus cuadros están cabeza abajo. Y la primera pregunta que se plantea es ¿cómo los pinta? Hay cuatro posibilidades. a) El pintor y su modelo están en situación invertida de partida: a-1) el desdichado modelo posa cabeza abajo, o a-2) es el propio pintor quien está así, tal vez colgando de un trapecio o similar. b) El pintor se sitúa cara a cara frente a su modelo, pero b-1) el pintor realiza mentalmente la inversión, o b-2) el pintor pinta el cuadro normalmente y una vez terminado lo cuelga boca abajo. Es obvio que a) presenta dificultades técnicas notables y que b-2) requiere cierta desvergüenza. Debemos, por tanto, suponer que Baselitz opta por b-1). ¿Y para qué? Pues según la Enciclopedia Británica lo hace para “acentuar la superficie sobre la materia y subrayar lo que él vio como la locura de las atrocidades de su país durante la segunda Guerra Mundial” [1].
La exposición que ahora presenta el Guggenheim es la serie de cuadros de 2008 titulada La señora Lenin y el ruiseñor inspirada, según la audio guía del museo, en el cuadro de Otto Dix Los padres del artista II al que no se parecen absolutamente nada. Los cuadros presentan a Lenin y Stalin como si fueran un matrimonio, el primero vestido de mujer, ambos con las manos recatadamente en el regazo y ambos exhibiendo sus penes apuntando, digamos, hacia sus cabezas, pero no sabemos si es por estar ambos experimentando una erección o, al estar cabeza abajo, por acción de la gravedad. Puesto que los cuadros son de 2008, resulta que el incansable Baselitz lleva al menos 40 años pintando al revés. Sin embargo eso no debe hacernos pensar que esta ha sido su única aportación al arte ya que ha desarrollado simultáneamente otras como pintar con los pies, algo que, según el Guggenheim, “subraya la imagen pintada como producto de la acción corporal y no solo de la creación conceptual o espiritual”.
Otra obra importante de la exposición es Venado iluminado por un rayo de Joseph Beuys. Para el espectador inexperto el venado está representado por lo que parece un gigantesco cuarto trasero de res colgado de una barra, pero la audio guía lo saca de su error: eso es el rayo. El venado es una tabla de planchar blanca (porque está iluminada por el rayo) puesta sobre dos caballetes también blancos. Junto a él hay una carretilla con una azada encima que la audio guía aclara, con cierta displicencia por lo innecesario de la aclaración, que es una cabra. El elemento más notable es un trípode sobre el que descansa la tierra vaciada de un tiesto coronada a su vez por un compás. La tierra proviene de una zona de Manresa en la que San Ignacio realizó ciertas reflexiones de índole espiritual (a mi no me miren, es la audio guía), y al estar acompañada de un compás el espectador puede deducir inmediatamente que representa cierta península de Canadá, cuyo nombre no se me ha quedado, en la que sin duda vagaban felices la cabra y el venado. Todo el conjunto está salpicado por lo que parecen ser cagarrutas, pero el cohibido espectador no se atreve a definirlas como tales hasta esperar el implacable veredicto de la audio guía: en efecto, son cagarrutas pero de “animales primigenios”. Algunas, cuando menos, son homéricas.
[1] La explicación del propio autor tampoco está mal: "Un objeto pintado al revés es apto para la pintura porque no es apto como objeto. Carezco de nociones sobre la solidez de la representación. No corrijo la exactitud de la representación. Mi relación con el objeto es arbitraria. La pintura es organizada metódicamente por una inversión agresiva y disonante de la ornamentación".
Comentarios
Volveré en otro momento pero me ha recordado lo que cuenta a la epifanía de Kandinski cuando Grabriela Münter le puso boca abajo la Composición IV que estaba pintando.
Yo suelo comprar pintura, dibujo, o escultura actuales, cuando tengo un poco de dinero, y algo me gusta. Y no me pierdo ni el ARCO, ni el ART... ( me mandan invitaciones ya, y todo )
Y hay cosas minimalistas preciosas, o abstractas, erc. Aunque esos son carísimos y nunca me los voy a poder permitir, me encantan Zóbel, o Palazuelo, por ejemplo. Pero lo que yo compro, lo compro porque me gusta a mí, y quiero verlo con sólo levantar la vista, pero no creo que nunca vaya a valer más de lo que pagué por ello.
Pero hay gente sin talento, y que ni dibuja bien, ni domina el color, pero que quiere ser "artistas famosos ". Y se dedican a hacer "instalaciones", a base de cagarrutas, o a llenarlo todo de traseros caídos, o a poner filas de esqueletos de ranas... Todo para llamar la atención, resultar "shocking" y epatar a los burgueses. Y resulta que los periódicos les hacen propaganda, y hay instituciones, y coleccionistas que se creen que eso pueda ser una buena inversión, y los compran. ¡ Los muy desgraciaos !
Y, al mismo tiempo, hay artistas de verdad que no venden una escoba en toda su vida ( como les pasó a Van Gogh, y a Modigliani ).
A mí, esas cosas me sacan de quicio.
Cocinando el Arte Conceptual: Oil on Gambas.
Qué bueno es todo lo que escribe!
Cuando lo hace en serio, su rigor y curiosidad histórica hace entender cosas que uno no sospechaba.
Pero sus críticas de cine y de arte son realmente memorables.
No sé cómo lo hace!
D. Albatros, desarrolle por favor esa historia de Kandinsky, que promete.
Dª Viejecita, esa política suya, comprar lo que le gusta y no esperar eventuales revalorizaciones de la obra, me parece la más prudente.
D. Bruno, la voz de la audio guía era de una circunspección total, lo que hacía todo mucho más gracioso.
D. Luigi, me pone usted a prueba. Me ha costado relacionar gambas con canvas.
Don Envite, me alegro de verlo de nuevo por aquí. Es magnífico tener lectores tan agradecidos.
Disculpeme, Navarth, tal vez me he excedido en el concepto.
Me da que la opción correcta es la b-2, las explicaciones de la Británica son paparruchadas.
D. Luigi, nada que no arregle una audio guía.
Bienvenido D. Stiffelio, y muchas gracias.
Dª Maradentro, la verdad es que lo pasamos estupendamente. Y comparto sus sospechas acerca de que la opción empleada por Baselitz estos 40 años ha sido la b-2).
Porque no hay que ser muy sagaz para barruntar que toda la exposición gira en torno al euskotema de la dispersión de presos políticos vascos, su vuelta a casa, el final de la venganza y la vida perdurable.
Por lo demás, fructífera su visita, amigo Navarth, con esa deconstrucción racional tan suya, antídoto contra toda veleidad de pasar por el trance.
Doña Agitprop, bienvenida. Yo mismo desconocía esta faceta de crítico de arte (aunque a veces comento películas).
Lo digo por propia experiencia, y le doy las gracias por ello.
Pregunto (porque lo ignoro, no por preguntar): ¿Se admiten ‘anónimos’ en exposiciones y colecciones como la reseñada?
La audio guía es el mensaje
Lo he visto dos veces...
Sigo sin entenderlo
No creo que haya dos iguales.
Me faltó decir que cuando la he visto en la Tate, me he reído. Las dos veces. Pido disculpas si hiero los sentimientos de alguien entendido
Están en los comentarios del fcbk que tiene este enlace.
Si los críticos de arte son "gilipollas" o "payasos", me cuestan encontrar calificativos para la gris, aburrida y homogénea masa de borricos que siempre enarbolan el mismo discursito ante una obra de arte moderno.
Y, Dña. viejecita, me hace gracia que se erija usted en jueza del arte bueno y del arte malo al decir que las obras que usted compra son "preciosas" mientras que las que detesta son producto de artistas que "quieren ser famosos" (imagino que por contraposición al "artista que no quiere ser famoso", espécimen que me atrevería a decir nunca existido en la historia) y que solo producen "cagarrutas".
No defiendo obviamente toda la producción de arte moderno como buena o incluso excelente, tan solo una visión algo más afinada y menos sinecdótica que permita una discusión inteligente sobre el tema, que no se fije solo en la basura para tomarla por el todo.
Solo así podremos crear una conversación más inteligente que huya de una vez por todas del ignorante "po esto lo podría pintar m'hijo de cinco años", del cual este artículo tan solo es una versión algo más refinada.
Un saludo.
Lo que yo he dicho es que yo compro lo que me gusta a mí. No que yo sea el árbitro de lo que es bonito y lo que no lo es. Y también digo que no compro nada pensando que el día de mañana eso vaya a valer muchísimo, y que nunca va a valer más de lo que yo hubiera pagado por ello. ( seguramente valdrá cada vez menos, excepto en el caso de que por alguna casualidad, alguna de esas cosas que me gustan aparezca en algún trastero, dentro de 1000 años, y tenga valor de referencia histórica para los que vivan entonces.
Y que eso de que haya personas que decidan, amparados en unos títulos académicos, para todos, lo que tiene, y lo que no tiene, valor artístico o literario, eso me da mucha grima.
Ya siento.
Si ud. se repasa los últimos estrenos mundiales del siglo en los programas de música de las orquestas podrá percibir la cantidad de obras que se estrenaron y desaparecieron. Y resurecciones como la de Mahler o Bruckner, pocas. Y retrasos a lo Brahms, pocos.
Mire la lista de primeras ejecuciones de Karajan. Casi todas completamente olvidadas.
Pero ciertamente esta sociedad puede admitir la cagada como obra de arte.
Marchantes: El que parte y reparte se queda con el mejor arte.
En ningún momento he comparado a Monet con nadie, sino la reacción fácil frente a su obra.