Al espectador común los prerrafaelitas le suelen gustar porque, a diferencia de lo que suele ocurrir en el arte moderno, no necesita un manual de instrucciones que le diga lo que está viendo. Al de alto nivel cultural también le suelen gustar, pero lo disimula mediante la elevación desdeñosa de la nariz porque ya no puede vivir sin el manual de instrucciones.
La Hermandad Prerrafaelita se constituyó a mediados del siglo XIX por John Everett Millais, Dante Gabriel Rossetti y William Holman Hunt como una rebelión contra el establishment artístico de la época, fuera el que fuera. Además de la exigencia de tener nombres compuestos -eran muy estrictos en esto- los fundadores pretendían volver al estilo del Renacimiento temprano -lo de prerrafaelita hace referencia a Rafael Sanzio-. En realidad estaban profundamente alarmados por el daño que la revolución industrial que se estaba desencadenando provocaría en el paisaje, y por eso posaban sus ojos en una idealizada edad media en la que probablemente no lo habrían pasado muy bien.
La calidad de los socios fundadores era desigual. John Everett Millais era un pintor exquisito mientras que William Holden Hunt era… bueno, cursi. Lo cierto es que los prerrafaelitas solían navegar peligrosamente cerca de la cursilería, en la que con cierta frecuencia embarrancaban. Por su parte Dante Gabriel Rossetti parecía emplear una única modelo, que incluso puede que fuera él mismo.
Uno de los cuadros de Millais, Cristo en casa de sus padres, provocó bastante revuelo por lo que se consideró un tratamiento irreverente de los protagonistas. Un enfurecido Charles Dickens llegó a escribir que Millais había representado a María “tan odiosa en su fealdad que habría destacado como un monstruo en el más vil cabaret de Francia o la licorería más ruin de Inglaterra”. Tampoco era para tanto.
Otros notorios prerrafaelitas fueron Ford Madox Brown, Arthur Hughes y John William Waterhouse, cuyas versiones de la dama de Shalott producen impresiones perdurables.
La muestra que exhibe ahora el Palazzo Chiablese de Turín reúne otras de distintos museos, en especial la Tate Britain -antes Tate Gallery-.
Imágenes: 1) John Everett Millais: retrato de Sophie Gray; 2) J. E. Millais: el valle del reposo; 3) J. E. Millais: Ofelia; 4), 5) y 6) Dante Gabriel Rossetti: Perséfone, dama con lilas y autorretrato. Obsérvese la semejanza entre los rostros. 7) J. E. Millais: Cristo en casa de sus padres; 8) John William Waterhouse: la dama de Shalott. El primero y el último de los cuadros no están en la exposición turinesa.
Comentarios
¡ Que envidia me dan !
¡ Quien tuviera treinta años menos para ir a esa exposición. ( Claro que hace treinta años, yo estaba de madre de familia, llevando y trayendo niños al colegio, cosiendo uniformes, cocinando, ayudando con los deberes, y sin un céntimo para viajes... )
El caso es que a mí los Prerrafaelitas me gustan mucho. Me recuerdan , por los paisajes de fondo tan lujuriantes y por los largos rizos de las chicas, a cuadros de Botticelli el pintor que más me gusta.
Lo que me ha hecho mucha gracia, es su comentario , Don Navarth sobre Dante Gabriele Rosetti. Porque el hombre iba de adorador de su mujer, y de inconsolable ante su muerte, pero bien que la hizo desenterrar para recuperar un manuscrito que en su desesperación a la muerte de ella, había enterrado en la caja con el cadáver...
Al menos, aunque en su momento se dieran otras excusas, esa es la razón que se admite ahora para la exhumación...
O sea, que, en efecto, mucho adorar a Siddall , pero en realidad... Tenía usted mucha razón.
Abrazos de vuelta para los dos.
Y lo que alguna vez he dicho lo repito: Mucho cuidado con doña Viejecita, que nos la da con queso y nos da doscientas vueltas en cualquier tema de palique.
Yo me enteré del prerrafaelismo y sus fantasías por Ruskin, y al principio me pareció un mundo a la vez seductor e inquietante. Luego me resultó tan insulso como los calidoscopios que fabricaba de chaval pensando que serían una experiencia siempre nueva.
Y mira por donde, tengo a un prerrafaelita como de la familia: F. Leighton con su ‘Sol ardiente de junio’, cursilada de título más conocido como ‘El sueño’. Lo planté en uno de mis rincones de estudio, por compromiso con mi hija (pues la reproducción es a la vez un rompecabezas de los duros), y no he tenido más remedio que reconciliarme con él, mediante el recurso de no hacerle ni caso.
Que descansen.
Es que ese cuadro que tiene en su estudio, en vez de entre los cuadros "Prerrafaelitas", yo lo englobaría más bien entre los "Pompiers " ( aunque el término sea francés y el pintor sea inglés )...
Yo sólo soy curiosa aficionada por naturaleza, con lo que sé "un poquito" de algunas cosas, todas sin importancia. Pero no sé "mucho" de nada, sobre todo, de nada que de verdad importe...
Ahora, como no me aguanto las ganas de parlotear, eso les da perfecto derecho a tomarme el pelo a los que de verdad saben. Y ello lo acepto de buen grado, ( mientras no me echen, cosa que me ha ocurrido en algún blog que otro , no se crean que lo digo por decir )
Encanto de palabra. Y en este caso, de doble sentido, lo del ‘pompi’… Buena me la ha hecho usted, querida amiga. Cada vez que me siente allí me sentiré pompier yo mismo, y acabaré quitando la pomposa durmiente.
Conste que no es ningún desdoro tener un Pompier en su estudio...
Yo tendría mucho antes un Pompier que algunos Braque, algunos Matisse, o algunos de los Miró...
o que cualquiera de esas palomas que ponía Alberti en todas partes...
me ha sorprendido gratamente esta entrada, los prerrafaelitas han sido una de mis sorpresas desde que llevo viviendo en Londres. Fui a la exhibición en el Tate Britain hace unos meses y me encantó.
Coincido con usted en la claridad de la narrativa, pero hasta cierto punto. Hay mucho trasfondo de Shakespeare, John Ruskin, y temas victorianos que son algo ajenos a la actualidad (como el "fallen woman", feministas abstenerse).
Por último, lo que a mí realmente me encadiló fue el uso de los colores con la técnica del "wet white". El Mariana de Millais me dejó embobado por esto último, literalmente.
Un saludo,
Javier
No sabía en qué consistía la técnica del wet white. Y Mariana de Millais es magnífico, en efecto. Como digo en la entrada, en mi opinión Millais está muy por encima de los demás. Saludos.
Sin embargo, es más una excepción que la regla. Las "fallen women" acaban bastante mal, como se puede ver en esta tríptico.
Es bastante curioso. El tema del fallen woman es todavia muy presente en literatura y cine hasta los 30 y la irrupción del cine negro. Si has visto "On human bondage" basada en el libro de W. Somerset Maugham, Bette Davies sería el ejemplo paradigmático.
Con el cine negro y después de la segunda guerra mundial, con la muerte del pensamiento victoriano, el tema muta hacia la femme fatale.
porque Augustus Leopold Egg, el autor de ese famoso tríptico, era justamente muy del Establishment de la época, muy de la Academia, formaba parte de la famosa "clique " con Dickens entre otros, grupo que se enfrentó a los prerrafaelitas...
Los cuales aparecieron justamente como reacción a la pintura académica de la época...( y contra todos aquellos marrones bituminosos )
Aunque más tarde, Egg suavizara sus críticas, e incluso les llegara a defender en algunos momentos, y que llegase a pintar alguna cosa imitándoles , pero por mucho que esté en la Tate, Prerrafaelita, no es.
Es un poco como si se hiciera en España una exposición de los principios del siglo XX. Nadie asociaría a Romero de Torres y a Picasso, aunque hubieran compartido época, más que para señalar el contraste...
En este caso no me refería a los prerrafaelitas específicamente sino al tema en sí. Y eso es lo que da más valor al cuadro de Hunt, en mi opinión, al darle completamente la vuelta.
Sí que le da la vuelta, y para bien.