Publicado en El Mundo/El Día de Baleares, 16/06/2015
EN 1971 Woody Allen publicó una colección de ensayos y relatos breves humorísticos, muchos de los cuales habían aparecido previamente en The New Yorker. El título original era Getting even, algo así como «Ajustando cuentas», pero la edición española le proporcionó el curioso título de «Cómo acabar de una vez por todas con la cultura». Ahora, más de 40 años después, el econacionalista (o viceversa) Biel Barceló, que se lo ha tomado más en serio que Allen, parece haber descubierto quién es realmente el que está a punto de despachar definitivamente la cultura: el partido Ciudadanos.
«Ciudadanos son muy peligrosos desde el punto de vista cultural, lingüístico, etcétera», dijo en IB3 Radio. Es difícil imaginarse, digamos, a Xavier Pericay enarbolando enajenado una antorcha para quemar libros, o destruyendo con furia iconoclasta obras de arte armado de un mazo, y cabe sospechar que el problema está más bien en la visión de Biel Barceló. En realidad, se refería «especialmente» a Ciudadanos en Valencia, y cabe suponer que el grave peligro denunciado deriva de los esfuerzos de este partido por evitar que la fuerza pancatalanista Compromís llegue a alcanzar el poder en esa comunidad. Todo parece indicar que para Barceló, Compromís encarna la cultura en Valencia, del mismo modo que Més representa la cultura en Baleares, quizás porque entiende que en ambos casos está hablando de lo mismo.
En el programa electoral de Més la palabra cultura aparece nada menos que 91 veces, seguida de cerca por catalán/catalana (76 veces). En cambio libertad sólo aparece tres veces y de forma tangencial, como por ejemplo para apoyar la derogación de la Ley de Símbolos. En algunas partes del programa la cultura se compartimenta (Promourem la difusió de les creacions i produccions culturals femenines; Promourem i donarem suport als estudis que aportin propostes per superar l’androcentrisme i el sexisme en l’àmbit de la cultura). En otras se extiende hacia campos francamente discutibles (Alliberarem parets municipals perquè joves grafiters hi puguin expressar el seu art sense por de ser sancionats) En otras, en fin, el concepto se estira hasta quedar irreconocible (És imprescindible abandonar la cultura de la propietat privada que ha estat potenciada pels governs autonòmics fins ara i redirigir-la cap a la cultura del lloguer).
Pero todo parece indicar que para Més cultura equivale, en efecto, a lengua catalana: «Ens adherim a una política valenta que garanteixi als ciutadans de les Illes Balears, sigui quina sigui la seva procedència, viure plenament en català». Lo cual no resulta extraño, pues la visión nacionalista es la de un jardinero –frecuentemente Mr. Chance– para el que los territorios deben ser parterres bien ordenados, uniformes y sin discordancias, reduciendo a aquellos que no encajan en su obsesiva visión a la condición de malas hierbas. Esto queda muy claro en un ominoso párrafo del programa: «El català, porta d’entrada a la ciutadania. La política lingüística ha de garantir els drets lingüístics de tots els ciutadans: dels autòctons a no ser discriminats per raó d’idioma i a poder viure plenament en la llengua el territori, i dels al.lòctons a aprendre el català, que ha de ser la seva porta d’entrada a la igualtat d’oportunitats».
Así que ya saben los alóctonos que no serán considerados ciudadanos, ni tendrán acceso a la igualdad de oportunidades, hasta que acepten el bautizo cultural de Biel Barceló. Bautizo por inmersión, desde luego. O por ahogadilla.
Fernando Navarro es número 3 de la lista de Ciudadanos al Parlament.
EN 1971 Woody Allen publicó una colección de ensayos y relatos breves humorísticos, muchos de los cuales habían aparecido previamente en The New Yorker. El título original era Getting even, algo así como «Ajustando cuentas», pero la edición española le proporcionó el curioso título de «Cómo acabar de una vez por todas con la cultura». Ahora, más de 40 años después, el econacionalista (o viceversa) Biel Barceló, que se lo ha tomado más en serio que Allen, parece haber descubierto quién es realmente el que está a punto de despachar definitivamente la cultura: el partido Ciudadanos.
«Ciudadanos son muy peligrosos desde el punto de vista cultural, lingüístico, etcétera», dijo en IB3 Radio. Es difícil imaginarse, digamos, a Xavier Pericay enarbolando enajenado una antorcha para quemar libros, o destruyendo con furia iconoclasta obras de arte armado de un mazo, y cabe sospechar que el problema está más bien en la visión de Biel Barceló. En realidad, se refería «especialmente» a Ciudadanos en Valencia, y cabe suponer que el grave peligro denunciado deriva de los esfuerzos de este partido por evitar que la fuerza pancatalanista Compromís llegue a alcanzar el poder en esa comunidad. Todo parece indicar que para Barceló, Compromís encarna la cultura en Valencia, del mismo modo que Més representa la cultura en Baleares, quizás porque entiende que en ambos casos está hablando de lo mismo.
En el programa electoral de Més la palabra cultura aparece nada menos que 91 veces, seguida de cerca por catalán/catalana (76 veces). En cambio libertad sólo aparece tres veces y de forma tangencial, como por ejemplo para apoyar la derogación de la Ley de Símbolos. En algunas partes del programa la cultura se compartimenta (Promourem la difusió de les creacions i produccions culturals femenines; Promourem i donarem suport als estudis que aportin propostes per superar l’androcentrisme i el sexisme en l’àmbit de la cultura). En otras se extiende hacia campos francamente discutibles (Alliberarem parets municipals perquè joves grafiters hi puguin expressar el seu art sense por de ser sancionats) En otras, en fin, el concepto se estira hasta quedar irreconocible (És imprescindible abandonar la cultura de la propietat privada que ha estat potenciada pels governs autonòmics fins ara i redirigir-la cap a la cultura del lloguer).
Pero todo parece indicar que para Més cultura equivale, en efecto, a lengua catalana: «Ens adherim a una política valenta que garanteixi als ciutadans de les Illes Balears, sigui quina sigui la seva procedència, viure plenament en català». Lo cual no resulta extraño, pues la visión nacionalista es la de un jardinero –frecuentemente Mr. Chance– para el que los territorios deben ser parterres bien ordenados, uniformes y sin discordancias, reduciendo a aquellos que no encajan en su obsesiva visión a la condición de malas hierbas. Esto queda muy claro en un ominoso párrafo del programa: «El català, porta d’entrada a la ciutadania. La política lingüística ha de garantir els drets lingüístics de tots els ciutadans: dels autòctons a no ser discriminats per raó d’idioma i a poder viure plenament en la llengua el territori, i dels al.lòctons a aprendre el català, que ha de ser la seva porta d’entrada a la igualtat d’oportunitats».
Así que ya saben los alóctonos que no serán considerados ciudadanos, ni tendrán acceso a la igualdad de oportunidades, hasta que acepten el bautizo cultural de Biel Barceló. Bautizo por inmersión, desde luego. O por ahogadilla.
Fernando Navarro es número 3 de la lista de Ciudadanos al Parlament.
Comentarios
Creo que su ciudad va a ser una maravilla de grafitis, titiriteros, músicos callejeros, mimos y demás fauna callejera. ¡Biba la kultura!
Un abrazo y mucho ánimo. Personas como usted son los que nos da la esperanza de que el panorama cambie.
Que se las arregla para no abandonar el sentido del humor, por muy terrorífica que fuera la amenaza que nos describe.
Porque lo del bautizo por ahogadilla es antológico. De atragantarse con la carcajada... Doy Fe.
Muchas gracias y mucho ánimo
Los derechos según el territorio o la parcela; también según la lengua madre que se tenga.
Nunca hubiera pensado que la izquierda abanderara esa desigualdad hasta llegar al metro cuadrado.
¡Ah! ¡Olvidémonos de la palabra cultura! ¡Ahora es multiacepcional!
En cuanto a lo suyo, ¡qué decir! todo el tema es de una bajeza moral, de una irresponsabilidad, de un provincianismo ... Los que maduramos en la transición, los que amábamos la nova canÇo, los que hemos ido en Madrid a aprender catalán porque nos gustaba y gusta tanto esa lengua, tantos nos preguntamos -ahora con el título de una película- "Qué he hecho yo para merecer esto"? La respuesta es, algo habremos hecho, porque la mayoria de los que han sacado para adelante todo esto podrian ser nuestros hijos.
Que la suerte le acompañe. Un abrazo.
Seguramente no es este el lugar indicado para preguntar, pero ¿existe algún modo de suscribirme a lo publica usted?
Gracias.
D. Bruno, aquí Més no oculta en absoluto su visión pancatalanista. Dª Agitprop, comparto todos su adjetivos.
Catenaccio, su post es para guardar.
Estimado anónimo, no sé si hay alguna manera de hacerse seguidor del blog y recibir notificaciones cada vez que se publique una nueva entrada. En cualquier caso si me suministra una dirección de correo electrónico a navarthdeeridu@yahoo.es le avisaré yo mismo.
Saludos.
La unión de socialismo y nacionalismo es el nacionalsocialismo, que va a gobernar Navarra, Valencia... y tantos municipios.
La sustitución de "la cultura" por "mi cultura" es una forma de utilizar los sentimientos para alcanzar el poder, al precio de fragmentar a la humanidad en grupos irreconciliables, dado que sus culturas no se pueden comparar a partir de ninguna cultura universal.
De la misma manera estas fuerzas reaccionarias sustituyen la libertad individual por la libertad de los pueblos; la igualdad por algo más halagador, lo especial que es "nuestro pueblo"; y la solidaridad también deja de ser universal, se aplica sólo a "los nuestros".
Contrailustrados, reaccionarios. Chupópteros.